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"Entré hace dos años y era un poco escéptico, pero hoy tengo que decir que los perros son infalibles", asegura el subcomisario Arturo Martínez.
Y presenta a Rox y Rudy, dos pastores belgas molinois donados por los Bomberos de París. Ellos responden al ¡Cherchez et aboyez! (¡busca y
ladra!) y al ¡Pas toucher! (no tocar).
Se entrenan para buscar personas sepultadas bajo los escombros, algo que aún no existe en el país. A diferencia de los otros perros, que trabajan por la comida, ellos lo hacen por un juguete. Saben que cuando encuentren a alguien enterrado, deberán ladrar y así recibirán su premio.
"Actúan por instinto y son feroces"
Esta semana desembarcaron en el depósito de la Aduana de Barracas 3 importantes contenedores. Y para custodiarlos llegaron seis representantes del Centro de Cría de Perros Especiales de la Gendarmería: cuatro schnauzer gigantes y dos labradores. Ellos no tienen idea de lo que hay dentro, pero saben que tienen que vigilarlos con garras y colmillos. Y con su vida.
Capo es un schnauzer negro que tiene 7 años, pesa 50 kilos, y mete miedo.
Su función es justamente ésa. Por eso viajó a Río Negro y a Neuquén cuando hubo disturbios o hubo que "esparcir gente". Su guía, el alférez Dallacorte, asegura que jamás le hizo nada a nadie, pero seguro ya intimidó a más de uno. "Actúa por instinto, y si ataca puede desgarrar, masticar y arrastrar a una persona de hasta 80 kilos", explica. El alférez dice que cuando Capo se jubile -en dos años- lo va a llevar a su casa.
Mientras tanto, Capo deberá seguir imponiendo su presencia en desmanes y protestas. Y también deberá continuar con la vigilancia de presos (ya conoce a varios famosos) que están en Campo de Mayo. "Mejor que no se escape ninguno porque lo destroza", advierte el alférez. |
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