|
Como conclusión: hay cosas que solo en el corazón de un niño y un perro se pueden comprender y que frente a la mirada de un adulto, que a perdido la capacidad de juego, no pasan mas que por un simple juego.
Quizás el secreto sea ese. Los adultos deberíamos volver a jugar mas con nuestras mascotas para que ellas nos devuelvan el secreto de tomarnos un tiempo, para disfrutar del viento, del sol y de la buena compañía y recordarnos...que vale mas una buena caricia, una buena lengüetada que mil palabras.
La medicina no reconoce que los perros puedan tener un poder curativo, pero han podido incluirlos en la práctica de este tipo de abordaje terapéutico a través de los programas de animales de compañía en función terapéutica a cargo de voluntarios.
Las visitas de enfermos o ancianos acompañados por animales tienen una influencia reconfortable en los mismos pues tienen como característica sacar del ensimismamiento.
Asimismo los animales muestran una notable sensibilidad a las necesidades y la condición de determinadas personas en particular.
Los perros son sumamente perceptivos de las necesidades de los pacientes.
Ya Sigmund Freud tenia como asistente en sus terapias una perra Chow Chow, que no era un simple adorno, sino que era parte del proceso de la cura con animales de compañía, como él lo llamaba.
En este tipo de técnica se aprovecha la necesidad de contacto y de ser amados que tienen los animales. Quizás la mayor ventaja de estos seres sea la capacidad inmensa que tienen de amar en forma incondicional. |
|